Hace un año empecé una aventura que, sinceramente, no sabía hasta dónde me iba a llevar: montar mi propio Home Lab.

En ese momento, solo sabía que quería aprender más sobre servidores, redes, automatización... y tal vez tener más control sobre mis datos. Lo que no sabía es que este experimento se iba a convertir en una de las cosas que más me han enseñado a nivel técnico (y también personal).

Así que hoy, después de 12 meses trasteando con contenedores, virtual machines, errores, reinicios, respaldos (y pérdida de datos por no hacerlos 🫠)... quiero contarte lo que he aprendido.


🐳 Docker: mi mejor amigo (y a veces enemigo)

Una de las primeras cosas que aprendí fue a usar Docker. Al principio, me costaba entender por qué todo el mundo hablaba de contenedores. Pero cuando vi que podía levantar servicios como WordPress, Nextcloud, Vaultwarden o AdGuard con un solo docker-compose.yml, me enamoré.

Aprendí lo que es un volume, cómo exponer puertos, cómo usar variables de entorno, y lo más importante: a mantener mis contenedores organizados y actualizados. Incluso llegué a usar Portainer para gestionarlos de forma visual.


💻 Proxmox: el cerebro del Home Lab

Poco después descubrí Proxmox y ahí fue cuando mi Home Lab subió de nivel. Virtualicé máquinas con Ubuntu Server, probé Windows en una VM, configuré backups programados y hasta monté clústeres de prueba (ok, no muy estables, pero fue divertido intentarlo 😅).

Proxmox me ayudó a entender mejor cómo funciona la virtualización, los recursos del sistema, snapshots, y cómo aislar proyectos sin depender de una sola máquina física.


🌐 Networking: más allá del módem del ISP

Otra área donde he aprendido muchísimo es redes. Empecé usando lo básico, pero terminé metiéndome en:

  • VLANs
  • IPs estáticas
  • DNS internos
  • Firewalls
  • Redireccionamiento de puertos
  • Cloudflare Tunnels para exponer servicios sin abrir puertos públicamente

Y aunque todavía tengo mucho por aprender, ya no le tengo miedo a entrar al router, revisar una tabla ARP o jugar con ufw.


🐧 Linux: mi nuevo sistema favorito

Si algo me ha dado el Home Lab es confianza para usar Linux sin miedo. Aprendí a:

  • Navegar la terminal con soltura
  • Usar nano, htop, journalctl, systemctl y más comandos que antes ni entendía
  • Automatizar tareas con cron
  • Configurar archivos .env y .yml sin romper todo (bueno, a veces sí lo rompí)

Y ahora lo veo claro: si quieres aprender de verdad cómo funciona un sistema, usa Linux.


🧠 Cosas que he entendido más allá de lo técnico

Además de lo puramente técnico, montar mi Home Lab me enseñó a:

  • Investigar por mi cuenta
  • Leer logs antes de paniquear
  • Buscar soluciones en la comunidad
  • Y sobre todo, a ser más paciente y curioso

Cada error que me frustró en el momento terminó siendo una oportunidad para entender algo nuevo. Cada servicio que levanté me motivó a seguir construyendo.


🔮 Reflexión final: ¿valió la pena?

Definitivamente .

No solo tengo ahora una red local que me permite auto hospedarlo todo (fotos, archivos, servidores, dashboards, etc.), sino que he ganado habilidades que puedo aplicar en proyectos reales, en el trabajo, o incluso para ayudar a otros.

Y lo más importante: me demostré que puedo aprender todo esto por mi cuenta. Con tiempo, constancia, y muchas pruebas-error.

Si estás pensando en armar tu propio Home Lab, hazlo. No necesitas el servidor más caro ni saberlo todo desde el inicio. Solo necesitas ganas de aprender.

Esto apenas comienza. 🚀


¿Tú también tienes un Home Lab o estás por empezar uno? ¿Qué has aprendido en el camino? ¡Me encantaría leerte!